Si tienen la oportunidad de venir a Torino más de un día, esta es una visita es obligada. La basílica se encuentra en una colina cercana a la ciudad, que puede verse muy claramente al pasear. Su historia se remonta a 1706 cuando en medio del asedio franco-español; el Duca de Savoia Vittorio Amedeo II y el príncipe de Carignano Eugenio de Savoia subieron a la colina para mirar Turín (y así controlar la situación del asedio).
En ese momento -se dice que por inspiración divina-, el Duca de Savoia realizó un juramento solemne: “Si ganaban la guerra construiría en ese mismo lugar un monumento dedicado a la virgen María”.
La victoria llegó rápidamente, e incluso antes de ganar la guerra, Vittorio Amedeo II ordenó la construcción del edificio en honor de la Virgen. La Basílica de Superga fue proyectada por Filippo Juvarra y la construcción comenzó en el 1717.
La construcción de la Basílica de Superga duró 14 años, dado que se accedía a la colina (de 658 metros de altura) a través de un sendero pequeño y difícil. A finales de 1731 se realizó finalmente la inauguración de la Basílica de Superga de Turín en presencia del mismísimo rey Carlo Emanuele III di Savoia.
Merece mucho la pena visitarla un dia claro y soleado ya que puede verse toda la ciudad y parte de los alpes.
En la Basílica de Superga -además de la iglesia- pueden visitar las Tumbas de los Saboya. Dónde están enterrados varios reyes italianos y sus familiares.
Cómo llegar a la Basílica de Superga desde Turín
Una vez que llegaron a Sassi, en las afueras del centro de la ciudad, ya sea para subir o bajar a la Basílica de Superga, les recomiendo tomar el pintoresco tranvia en plaza Modena y hacer un viaje en el tiempo. Este tranvía es único en Italia y su recorrido es de algo más de tres kilometros, conectando las estaciones Sassi y Superga. Fue construido en el 1884 y potenciado en el 1934, pero aun conserva sus antiguas carrozas de madera que son todo un espectáculo.